"La canción del emperador", de Luis de Narváez.

Hay algo muy hermoso en la aparente sencillez de la música antigua, capaz de transportarte a una paz profunda a través de sus consonancias y sus juegos contrapuntísticos.

Tablatura de "La canción del emperador", de L. Narváez.
La guitarra no tiene un gran repertorio propio del Renacimiento (siglos XV y XVI), puesto que en este tiempo la guitarra no era tal como la conocemos ahora. Era una guitarra de cuatro órdenes (dobles cuerdas) que cumplía únicamente las funciones de acompañamiento.

Es, por ello, que nuestro actual instrumento, mucho más desarrollado en cuanto a construcción, nos permite adentrarnos en el repertorio de la vihuela, quien sí gozaba en aquellos siglos de gran fama y reconocimiento. Su repertorio era tanto solista como de acompañante -igual que la actual guitarra-.

Vihuela renacentista
Así, pues, cuando queremos adentrarnos en el repertorio antiguo lo hacemos, generalmente, de mano de las tablaturas escritas para la vihuela, de los grandes vihuelistas, como Alonso Mudarra, Luis de Milán,  Miguel de Fuenllana, Diego Pisador o Luis de Narváez. Éste último es el autor de la adaptación para vihuela de "La Canción del Emperador".

Es una las canciones profanas que logró una mayor difusión por toda Europa durante el s. XVI. La versión instrumental de Narváez que adorna discretamente la polifonía original con glosas, figura entre las piezas más conocidas del repertorio de la vihuela. Es conocida como "La Canción del Emperador" porque era (posiblemente) una de las favoritas de Carlos V. La posible debilidad del emperador por esta canción se puede relacionar con el ciclo de canciones sobre el tema de “Regretz” que aparecen en los cancioneros de su tía Margarita de Austria en cuya casa se crió hasta ascender al trono español en 1516. Es posible que fuera una de las chansons nouvelles que Josquin Des Prez presentó a Carlos V en su encuentro en 1520. Se supone también que la misa que compuso Morales sobre la misma canción se deba a la afición de Carlos V, y que fuera compuesta para cantar delante de él durante una de sus estancias en Italia.
El superius (voz superior) es la única parte conservada de la primera edición impresa de”Mille regretz”
(Pierre Attaignant, 1533) en la que se acredita a “J. Lemaire” como autor.

La belleza de esta pieza musical es innegable, y os invito a que la toquéis y os adentréis en el estudio de la música renacentista, que guarda sorpresas fascinantes por su esencia pura y limpia.
En este enlace encontraréis la partitura de la que yo me serví para realizar este vídeo: la versión para guitarra de Jean-François Delcamp.

Y aquí tenéis la tablatura original de Luis de Narváez, para vihuela.

Espero que os guste y os haya despertado un poquito el interés por la maravillosa música del Renacimiento.


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Fuentes:
JOSQUIN – CHANSON “MILLE REGRETZ” (ANÁLISIS): https://bustena.wordpress.com/2015/11/04/josquin-chanson-mille-regretz-analisis/


Comentarios

  1. Hermosa melodía, nos traslada a la serena tertulia de aquellos tiempos.

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